• En un lugar de la mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero •



viernes, 4 de junio de 2010

6. MONÓLOGO

Monólogo de Luscinda


¿Cuántas cartas le he escrito a Cardenio? ¿Cuántas de éstas se las he podido mandar? Si no fuera por don Fernando, estaría con él y no tendría que escribille tantas cartas; podría contalle lo que siento mirándolo a los ojos.
Siempre le he amado, y por mucho que mi esposo don Fernando me lo impida, voy a seguir haciandolo. Oh, Cardenio, si supieras cuánto pienso en ti cada día, si supieras cuánto amor pongo en cada carta que te escribo... Aunque don Fernando me prohiba hacer que estas desdichadas letras de las que te hablo, lleguen a ti, voy a seguir escribiendolas para que tú puedas leerlas cuando nos encontremos.
Cada día recuerdo cientos de veces ese día que yo nunca quise que llegara, el día de tu partida. Todavía hoy lo recuerdo como si fuera ayer. Se me parte el corazón y se me llenan los ojos de lágrimas.
De vez en cuando, en los momentos en que apareces en mi mente y tengo ganas de llorar por el amor que siento, don Fernando me pregunta qué me pasa y yo no gozo contestalle porque se me notaría demasiado.
Si supiera donde te hallas en este momento partiría hacia allí en caballo y te buscaría para quedarme contigo. Pero sé que ésto es imposible porque don Fernando y mi padre me seguirían y yo acabaria por no lograr nada.
Así que solo me queda esperar a que vengas tú a buscarme y contarle mis penas de amor al aire, el único en este castillo que puede entender cómo es el amor que siento.

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