• En un lugar de la mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero •



viernes, 4 de junio de 2010

5. DISCURSO

DISCURSO DE CARDENIO
(Dirigido a Sancho Panza y don Quijote)

Buenos días. No sé a donde se dirigen ni tampoco de donde vienen. Yo soy Cardenio y me parece que esta maleta que carga su asno me pertenece.

Entiendo que se hayan preguntado quién soy y qué hago paseando por la Sierra tan ligero de ropa, pero prefiero estar solo y lamentarme sin que nadie me vea, puesto que sufro de amor:
Hace un tiempo que estoy enamorado de una mujer, Luscinda. Solo ella es razón por la que vivo, porque aunque ella ahora esté casada con don Fernando, yo sé que ella me ama, y en mí sigue la esperanza de poder tenerla entre mis brazos algún día.

Luscinda es una mujer con una belleza singular. Sus cabellos son como el oro y sus ojos casi transparentes y cristalinos. Su piel es blanca y delicada como el marfil. Es una mujer amable, sensible y bellísima, además, sé que me ama a mí.

Donde andábamos… no se vayan a creer que soy pobre: no lo soy, mas prefiero vivir así, en soledad absoluta hasta que me encuentre con Luscinda de nuevo.

Podrán pasar años y años, de echo, me da la sensación que ya llevo cinco aquí perdido en la Sierra, pero mi amor por Luscinda durará eternamente.

Como ustedes se han interpuesto en mi camino, lo único que les pido es que me devuelvan lo que ustedes tienen y me pertenece a mí, y me dejen continuar mi lamento en soledad, a no
ser que quieran ayudarme a encontrarme de nuevo con mi amada Luscinda.

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