Ni más ni menos que colgado de un molino
5 de Diciembre, 1605
Helena Sánchez, periodista.
La policía encontró ayer, cuatro de diciembre, un hombre cogido a una lanza que estaba colgando de la aspa de un Molino de Viento en Villafranca de los Caballeros, Toledo.
-¡No me toque vuestra merced!- Esas palabras exactas replicó el hombre que la policía de Villafranca de los Caballeros se encontró ayer colgando de la aspa de un Molino de viento, pues a pesar del peso del excéntrico hombre que colgaba de allí, el molino siguió dando vueltas.
Cuando la policía vio tal espectáculo se dirigió allí para ver de qué se trataba.
Alonso Quijana, el protagonista de los hechos, consiguió escapar de aquella situación ayudado por el cuerpo de bomberos de la zona. Al poner los pies en el suelo Don Quijote, como él deseaba que le llamasen, estaba pálido, pero "poseía fuerzas suficientes para continuar su aventura".
Don Quijote iva acompañado de un tal Sancho Panza, quién dio más imforación sobre lo que había ocurrido. -Don Quijote se pensó que los molinos eran gigantes malvados y quiso atacarlos cuando de repente su lanza atravesó el aspa-. Afirmaba Panza.
Pero, al parecer, Don Quijote no lo veía así. El desequilibrado amigo de Sancho decía que tenía los motivos suficientes para atacar a los gigantes.
Alonso Quijana contó para la prensa su historia desde los inicios: Don Quijote fue nombrado caballero el día doce de Noviembre de éste mismo año, ya que decidió dedicar su vida a ser un noble caballero andante y defensor de la justicia. También contó como conoció a Sancho Panza y como decidió que él sería su escudero: -Usted, mi buen amigo Sancho Panza, sólo tiene que acompañarme en mis aventuras, yo a cambio le prometo y le ofrezco ser gobernador de una ínsula.-
Quijana, contó que después de haber sido nombrado caballero, haber cogido su armadura y sus armas, y haber econtrado un fiel escudero, necesitaba ir en busca de aventuras, así que cuando vio a los malvados "gigantes" quiso enfrentarse a ellos.
Cuando el estado de Don Quijote ya hubo mejorado un poco, los policías y los habitantes del pequño pueblo en el que por casualidad ocurrieron los hechos, se retiraron y dejaron a Quijana y a Panza solos en la noche.
Se cree que Alonso Quijana se encontraba bajo los efectos de alguna substancia dañina y perjudicial que le hizo imaginarse todo aquello, ya que cuando ya estaba calmado y la policía a punto de marcharse, dijo que a pesar de su primera derrota, seguía sintiendo el espíritu caballeresco, y que estaba preparado para enfrentarse con más malvados, y si hacia falta, más grandes que los "gigantes".
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